Antimio Cruz/SUMEDICO
México se ha convertido en un país en el que casi la mitad de los niños sufre los efectos negativos de la pobreza y la violencia, según datos de la Organización de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), de la Organización para la Cooperación para el Desarrollo Económico (OCDE) y del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval).
Una revisión de los informes recientes sobre pobreza infantil en México, en el marco de la celebración del Día Universal del Niño –declarado por la Organización de Naciones Unidas— muestra que entre los años 2009 y 2010, casi 47 por ciento de la población infantil menor de 14 años subsistía en condiciones de pobreza y era la principal víctima de violencia física, explotación laboral y abuso sexual.
No obstante que los menores de 14 años representan una quinta parte de la población total de México, todavía se carece de una legislación que los proteja de abusos de sus padres o progenitores y, además faltan políticas específicas de atención que les garantice su adecuado desarrollo físico y mental.
El abandono y un entorno de pobreza y hostilidad durante la infancia es el ambiente ideal para la aparición de generaciones de adolescentes con trastornos de desnutrición y problemas de conducta que directamente inciden en los niveles delincuenciales.
En más de 70 por ciento de los hechos delictivos que se registran en el país están involucrados niños y jóvenes provenientes de familias desintegradas, cuya condición de pobreza es aprovechada por las bandas o mafias para incorporarlos a sus actividades, de acuerdo con datos de la Secretaría de Seguridad Pública Federal.
Infancia y futuro
Si algo salva a la humanidad es la esperanza y la forma más concreta de esperanza son los niños. En México no se ha entendido este principio fundamental. Millones de niños y niñas son ignorados por las políticas públicas y, a nivel doméstico, muchos son explotados y maltratados por sus propias familias.
En septiembre de 2009 la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) publicó el informe "Haciendo lo mejor por los niños" (Doing Better for Children), en el que reunió más de 45 indicadores relacionados con el bienestar infantil, entre los que se encuentran peso al nacer, mortalidad infantil, sobrepoblación en casa, acceso a la educación, aportación económica de los niños al ingreso familiar, suicidio y migración infantil, entre otros.
En todos los resultados el bienestar de los niños mexicanos estuvo muy por debajo de los observados en los 30 países de la OCDE. En siete indicadores, México ocupó la peor posición: es el país con el menor número de pediatras para atender a recién nacidos; con el menor número de días en el hospital después del alumbramiento; con la mayor mortalidad antes de los 15 años; con la menor cantidad de herramientas para que los niños estudien; con el más bajo nivel de aprovechamiento educativo; con el mayor número de embarazos de menores de edad y con prácticamente ningún programa para integrar a la educación a niños migrantes de otros países.
En los otros indicadores el país ocupó el penúltimo lugar. Sólo en dos renglones se destacan avances: en alimentación de niños con leche materna y en acceso a vacunas, donde el país se localizó entre los primeros 10 lugares de la OCDE.
Este es el primer estudio específicamente sobre bienestar infantil ordenado por los 30 países miembros de la OCDE.
Simon Chapple, experto en desarrollo social de la OCDE, uno de los autores del estudio "Haciendo lo mejor para los niños", informó a SUMEDICO, en entrevista telefónica desde París, sede de la OCDE, que mucha de la inequidad social que vemos en México proviene de la inequidad durante la infancia.
“Déjeme dar un ejemplo: los psicólogos han demostrado que la construcción de la inteligencia en un individuo surge de la combinación de genética y factores ambientales que tienen que ver con alimentación y ciertas condiciones de bienestar que facilitan el proceso de aprendizaje. Desafortunadamente, esos recursos no existen en los hogares en pobreza extrema, como los que abundan en México”.
El investigador subrayó el hecho de que México es un país muy dispar entre regiones, algunas son prósperas y otras excesivamente marginadas. Estos grandes contrastes ayudaron a que el país no ocupara el primer lugar en pobreza infantil. Ocupó el segundo, superado sólo por Turquía. Sin embargo, Chapple no pasa por alto que el nivel de empobrecimiento de los niños en México parece estar perpetuando un círculo: ellos serán adultos pobres y tendrán, a su vez, hijos empobrecidos.
“La pobreza extrema durante la infancia es muy dañina, provoca deformaciones en el proceso de crecimiento y limita las posibilidades de desarrollo. Si vemos los indicadores actuales de pobreza infantil en México podemos imaginar cómo será la próxima generación de adultos mexicanos”.
El estudio de la OCDE aclara que no todo en México han sido rezagos y descuidos. La creación del programa Oportunidades, que entrega apoyos económicos a las familias más pobres a cambio de que sus niños acudan a la escuela y a revisiones médicas, ha sido muy celebrada en el estudio e incluso propone reproducir el programa en otros países. Pero, con todo, la brecha sigue siendo muy grande.
El documento destaca que México gasta más en los niños en edad de escuela primaria, de seis a 11 años, que en los más pequeños, de cero a cinco años, lo que provoca que el Estado prácticamente no tenga participación en las etapas de infancia temprana, dejando toda la carga en los padres de familia que deben obtener los insumos y apoyos médicos.
El bienestar material de los niños en México es muy inferior al promedio de la OCDE. Los menores mexicanos crecen en familias con ingresos muy bajos en comparación con otros países del organismo.
México tiene la tasa más alta de niños que carecen de posesiones esenciales para una buena educación. Un ejemplo: más de uno de cada 10 niños carece de una mesa, escritorio o lugar tranquilo para estudiar. Las cifras de acceso a libros, computadoras o conexión a internet también están entre las más bajas.
Además, México tiene una tasa muy alta de mortalidad infantil –casi cuatro veces el promedio de la OCDE–: 5.4 por cada mil nacimientos.
Pobreza y violencia
El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) señala que México mantiene la tasa más alta de pobreza y desnutrición infantil entre las naciones de la OCDE. A su vez, el Informe Nacional sobre Violencia y Salud, que elaboró la Secretaría de Salud y presentó en abril de 2007 documenta el incremento de la violencia física, abuso sexual y homicidios de menores de 14 años por parte, principalmente, de sus padres o progenitores.
En su estudio “Violencia Infantil”, la Secretaría de Salud destaca que más de 700 niños son asesinados en México cada año, lo que implica dos homicidios diarios; en los menores de cuatro años se presenta principalmente por asfixia y entre los de cinco a 14 años por golpe contuso, acuchillamiento o disparo de arma de fuego.
A pesar de lo perturbador de estos datos, la cifra de homicidios de niños aún se considera un subregistro, porque muchos de los asesinatos se reportan como accidentes por parte de los padres, quienes en 60 por ciento de los casos son directamente responsables de las lesiones.